Etimológicamente, la palabra Etología procede de las raíces griegas ethos (costumbres) y logos (tratado o estudio).
Así pues, la Etología es el estudio del comportamiento de los seres vivos.
La primera incógnita que nos surge es ¿qué es el comportamiento?
Inicialmente este se definió como el resultado de la acción musculoesquelética (es decir, el movimiento). Posteriormente, este concepto se ha ido ampliando para incluir no solo movimiento, sino también muchos otros mecanismos incluidos en las distintas ramas de la fisiología. Una definición propuesta en su momento nos dice que el comportamiento es «todo aquello que hacen los animales»; esto incluye el sueño (que, a modo de curiosidad, se definió como «ausencia de comportamiento»).
El interés por la comprensión del comportamiento animal nos llega desde épocas prehistóricas, donde había que predecir lo que hacían los animales para darles caza y para evitar la depredación. Los griegos creían que los animales no tenían «alma» y por tanto eran seres irracionales, excepto Aristotéles, que atribuía a los animales funciones como percepción, memoria e inteligencia, eso si, en un grado menor al de los humanos.
Hasta prácticamente el siglo XVII se mantuvo la idea de los animales como seres «exclusivamente instintivos» como contraposición a la «racionalidad» humana (podemos buscar información sobre el Dualismo Cartesiano o sobre la Tabula rasa de J. Locke). Esta dicotomía instinto-razón ha ido produciendo hasta nuestros días toda una serie de disciplinas que han hecho su ámbito de estudio distintos aspectos del comportamiento animal (enfoques sociobiológicos, ecología del comportamiento, psicología, neurología funcional, etc.)
La Etología como tal es una ciencia moderna, apareciendo en el siglo XX, aunque su surgimiento va paralelo al desarrollo de la Teoría de la Evolución de Darwin.
Clásicamente la Etología ha tratado de describir el comportamiento en torno a cuatro cuestiones:
1. La funcionalidad: ¿para qué sirve?,
2. La filogenia: ¿cómo ha evolucionado un comportamiento concreto a lo largo de la historia evolutiva de una especie?
3. La ontogenia: ¿Cómo se desarrolla dicho comportamiento a lo largo de la vida de un animal concreto?
4. La causación inmediata: ¿qué mecanismos permiten llevar a cabo un determinado comportamiento?
No se puede dejar de citar en este punto a dos científicos que pusieron un poco de orden en todas estas ideas, y que fueron merecedores de un Premio Nobel de Medicina y Fisiología en 1973, por sus estudios sobre el comportamiento de los animales. Se trata de Konrad Lorenz y de Nikolaas Tinbergen.
El término «Etología clínica veterinaria» se utilizó por primera vez en el año 1969, en un artículo publicado en la revista British Veterinary Journal. El autor se refería con dicho término al estudio de los cambios de conducta que son consecuencia de enfermedades y que, por tanto, tienen interés en el diagnóstico de éstas. Actualmente, la Etología Clínica Veterinaria, sobre la base de la Etología general, es una rama de la Medicina Veterinaria centrada en el diagnóstico y tratamiento de las alteraciones de conducta de los animales domésticos.